sábado, 11 de agosto de 2012

De la ligereza y el sentido critico en las tesis expuestas sobre el venezolano


Desde muchos lugares se postulan tesis sobre la forma de ser del venezolano, por lo visto, es un tema que de forma preocupante ocupa los principales puestos en el eterno lamento de la pregunta: por qué somos cómo somos? Sin embargo, los lugares que ocupan muchas opiniones logran como exacerbarse complejos y lamentos, o bien de mitificaciones e intentos de reivindicar al venezolano. La verdad es, que ninguna de las posturas nos permiteaprehendernoso si bien, entendernos para así reconocer lo que realmente nos falla o... ¿realmente nos falla algo?. A simple vista la respuesta es: y con mayúscula, sólo tenemos que ver como a lo largo de los anos nuestra sociedad ha intentado disminuir la pobreza, la corrupción, la violencia, la delincuencia, las crisis económicas, el alto costo de la vida y pare usted de contar; intentos que todavía se mantienen y que no arrojan sino resultados nefastos para muchos y para otros, los más resignados o conformes,todavía, ahora, estamos en proceso.
Nuestra cultura como sociedad, por lo tanto se ha vuelto el objeto de principal estudio en el campo de las ciencias sociales, derogando conclusiones desde los más sofisticados análisis que la hermenéutica moderna puede ofrecer, con la clara intención de otorgarnos algunas veces una salida así como los porqués esbozados en un supuesto espejo que refleja a su más pleno origen: el venezolano; y desde las explicaciones más profundas que van de lo histórico pasando por lo psicológico, lo social, lo cultural, lo económico hasta a cómo han sido nuestras relaciones e influencias con otros países, las conclusiones no son menos desalentadoras que los motivos por lo cuales se hacen esos estudios, todo casi siempre termina por diagnosticar tal como si fuéramos un paciente metastásico que somos flojos, facilistas, poco serios, tramposos, despreocupados, desorganizados y lo más grave aún, poco nacionalistas. Lo más impresionante, es que estas “conclusiones” parecieran encontrarse ya enraizadas en el colectivo en general, sin diferenciar condición social, género o edad todo el mundo se considera así mismo, así, claro hablando siempre en tercera persona: “el venezolano es flojo”, “el venezolano no le gusta trabajar”, “el venezolano quiero que todo se lo regalen”. Imagino que estos comentarios u opiniones se realizan en tercera persona para crear un distanciamiento quizás puesto por el orgullo o dignidad (no lo sé) de no permitirnos decir un “yo soy” que tajantemente nos defina y nos exponga, pero de verdad es por esta razón? O es que en el fondo sólo repetimos como loros lo que los demás dicen, producto de una frustración de no lograr lo que supuestamente deberíamos lograr como sociedad pero no nos identificamos desde nuestro “yo” con dichos comentarios?
En una reunión programada por un ente político con lafinalidadde darle la oportunidad a los representantes de varias comunidades del país para que expusieran sus problemas ambientales, la moderadora (psicóloga, activista política, coordinadora de programas sociales, etc, etc, etc; imagino que en forma de ejemplomotivador), comenta que en Suiza hicieron una consulta para preguntarle a la gente si querían más días de vacaciones colectivas a lo cual respondieron que no y agregaimaginen que eso lo hagan aquí, más bien el venezolano seguiría pidiendo más días de vacaciones porque somos flojos, eso es lo que tenemos que evitar(no fueron sus palabras textuales pero si el contenido del mensaje). Dicho ejemplo se lo expuso a un público de venezolanos que habían viajado hasta más de 20 horas en autobús para llegar al encuentro con sus respectivas presentaciones hechas en power point desde Delta Amacuro, Amazonas, Trujillo, Lara, Yaracuy y otros estados, algunos que estuvieron desde las 7 de la manana y el evento comenzó a las 11 sólo con la firme intención de ser escuchados y la voluntad de querer mejorar su país y su entorno... pero,somos flojos, eso es lo que tenemos que evitar. Al son de estas palabras esas personas, venezolanos todos, escuchaban atentos y se mantuvieron en forma receptiva sin emitir ningún tipo de acción o comentario hasta el final que se le dio las gracias por su asistencia, su participación en las mesas de trabajo para la realización de propuestas (estamos en ano electoral, hay que dar ideas) y las palabras de que bien había quedado todo.
Se destaca así la ligereza con que hemos aprendido a nombrarnos a nosotros mismos, una ligereza que va desde los despectivo y termina con lo más despectivo para al final llegar a la condolencia de lo que es nuestra venezolaneidad. Rafael Carias en su libro ¿Quiénes somos los venezolanos? Da fe desde la academia de los adjetivos anteriormente mencionados donde si bien es cierto que podemos identificarnos con algunas cosas desde lo personal, es punzante el degradado que tiene el tinte de dichas palabras, condenatorias y con el tras fondo del porqué no somos como los europeos o cualquiera que sea, menos nosotros.
Sin embargo no todo se queda allí. Como investigador surge entonces la inquietud de poner en tela de juicio esa ligereza con la que utilizamos adjetivos y verbos para nombrarnos (siempre desde una tercera persona) construyendo así puras aspiraciones y no realidades concretas desde un lugar propio. Alejandro Moreno, fundador del CIP (Centro de Investigaciones Populares) ha realizado estudios en torno a nuestra sociedad popular, donde se destacan elementos importantes que a consideración, destacan una nueva visión en torno a nuestros comportamientos como venezolanos. A través de los cuales surgen elementos que si bien son rescatados en otras investigaciones como las realizadas por Universidad Católica Andrés Bello como el caso de la matricentralidad, dan enfoque más concienzudo acerca de no sólo el porqué somos como somos sino sobre las particularidades que nos diferencian de otras sociedades y lo más importante, la comprensión de que esas particularidades no deberían hacernos sentir que nuestra sociedad está equivocada y que deberíamos ser como otras.
La familia en las investigaciones de Moreno, son el centro de estudio ya que dentro de ella “se abre, así, como espacio de manifestación de todo un mundo, el mundo de vida del pueblo venezolano, y de todo un ánthropos, el lugar en el que se revela de manera eminente el hombre venezolano en su eidos, su propia manera de existir en el mundo” (Montero, 2008, 116). Por lo tanto hablar de la familia venezolana como disfuncional conlleva a determinismos que desde el propio lenguaje nos condicionan y nos enmarcan en la negatividad de nuestro propio ser como pueblo. El comportamiento del venezolano se encuentra entonces definido por su forma de vivir y convivir con los demás en el núcleo familiar y en ese convivir, lo afectivo juega un papel determinante no sólo en como nos relacionamos con las personas más allegadas sino incluso en cómo regimos nuestras instituciones. Reconocer que el venezolano da preponderancia a los vínculos afectivos, implica darle peso a la subjetividad y a lo no establecido, recordemos que nuestra sociedad como producto de una imposición occidental se maneja en términos de la preponderancia en lo objetivo y la institución eurocéntrica como modelo, por lo cual nuestras propias formas de comportamiento se vuelven incorrectas.
Aunque durante muchas décadas hemos y estamos dándonos golpes contra un espejo, golpes que vienen desde el lenguaje que utilizamos para referirnos a nosotros mismos y nuestra necesidad de seguir aspirando cosas que nos son ajenas, el hablar de nosotros con todos esos adjetivos descalificantes y comparativos se hace en tercera persona y no por echarle la culpa al otro, porque el otro es igualmente venezolano, sino porque desde nuestro yo, nos rehusamos a identificarnos desde primera persona con conceptos que no tienen porque ser reales para nosotros, de esta forma podemos explicar el porqué siempre nuestro comportamiento es el mismo a pesar de las quejas y losdeberíamos, en el fondo hay un reconocimiento inconsciente del cómo somos y de que nos funciona más allá de que aún no hallamos podido integrarlo con esainstitucionalidad correctaque durante siglos hemos tenido como modelo, quizás aspiramos lo que vemos en televisión pero cuando salimos a la calle nuestra realidad está construida con un materia prima propia que sólo nosotros podemos entender, quizás cuando nos hagamos conscientes de eso podremos establecer nuestros propios modelos y reconocernos a nosotros mismo desde toda perspectiva, claro, es un proceso largo y agotador pero no creo que imposible.
Bibliografía
.- MORENO, Alejandro. (2008) ¿Padre o madre? Seis estudios sobre la familia venezolana. Caracas, Centro de Investigaciones Populares (CIP)
.- CARIAS, Rafael. ¿Quiénes somos los venezolanos? Antropología cultural del venezolano. Caracas, Editorial Issfe
.- Universidad Católica Andrés Bello. Detrás de la pobreza. Caracas. Proyecto Estudio sobre la pobreza en Venezuela.

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