Nubladas las
visiones de un mago del destino, un creador de momentos. La brisa con
partículas de arena violó sus ojos convirtiéndolos en imagen del
pasado detenido en el presente. Memoria inerte no prevé el
desenlace ni el fin. No toca ilusiones del futuro. Se quedó
insertado en la mínima estampa de su sombra, ni su reflejo existe.
Consciente de su estado, de su limitación, se convierte en la
victima de su desgracia.
Perseguido
por la incertidumbre y nefastos recuerdos que se quedaron sin poder
descifrarlos. Aun tratando de mantener la cordura se entrelaza
en enredaderas de frustración, muere, se desangra por el
orificio de sus ojos, desgarrados por las puntas filosas del viento.
Se quedó ciego del futuro, acorralado en el presente sin más, un
presente que se se disuelve en sus dedos limitando a su existencia de
proyecciones de mañana.
Camina
sobre el infortunio de su día sin poder saber si va a llegar la
noche... pero ya está! ya llegó! La noche es su presente y se da
cuenta que el destino cerró su camino, pintando con una brocha
empapada de pintura negra todo lo que podía ver, se resigna
simplemente a sentir, vivir, sin chance de crear lo imposible como
algún día lo pensó, como algún día lo vió.
No
llega lo que no se predice, lo que no se ve. ahora sus planes son
segundos de presente ahogados en cada respiración.
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