Un
te
quiero,
qué no
haría
con
un
te
quiero.
Me
lo
metería
en
el
bolsillo
para
darle
sentido
a
mis
ropas.
Me
acostara
con
el,
utilizándolo
de
almohada,
sábana
y
colchón.
Lo
agarraría
con
mis
labios
y
no
lo
pronunciaría
más para
que
no
se
escape,
sino
sólo
cuando
este
junto
a
ti.
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