Tratando
de deshacerme de lo inutilizable, me volví inútil, torpe y sin
ideas. Me transformé en eco vacío, me convertí
en alfombra desechable con fecha de vencimiento, en una hora cara si
no hay o barata si hay. No hubo validez del momento, no hubo validez
por los sueños, no hubo validez en las palabras, no hubo validez en
los hechos. Se transforman los parámetros, se me acomplejan mis
complejos, me extorsionan mis propios sentimientos y me estafan mis
actos en cada momento que no pasó, que no existió, en cada momento
vacío de detalles, de significado.
Me
levante en mi cúspide hundida en el fondo de la tierra. Me levante
en la cumbre del abismo, siempre estuve en un abismo, siempre. Me
regocije de triunfos llenos de blasfemia y de una felicidad
momentánea sin razón o reconocimiento, sin nada. Los días y las
noches fueron nada. Los meses no existieron. Estuvieron en mi mente,
empujándome hacia otro día de fantasía. Una aventura que no
existió, una aventura que fue sólo eso. La mentira se me impregna
en los huesos, escucho voces en el silencio y sueño con momentos que
no fueron realidad.
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